martes, 7 de agosto de 2007

Una Mirada triste...


Ella caminaba rumbo a la universidad, debía entregar una carta a la jefa de carrera por un asunto que tenían pendiente de hace unos meses por culpa de unos ramos estancados. Al entrar al hall principal antes de subir los pasillos, con la vista despreocupada e indiferente de siempre ve a aquel hombre que siempre terminaba por sacarla de sus cabales cada vez que se encontraban. Ella bajó la mirada como para que él no la reconozca y la moleste nuevamente, pero no pudo evitar el contacto, él la notó y la miró con unos ojos un tanto distintos a los de siempre, y solo la saludo con un gesto de mano. Ella extrañada y con la cara ruborizada de forma muy particular se acercó y lo besó en la mejilla. Ese joven fuerte y con ganas que parecía tan amenazante esta vez se veía ajeno a lo que era siempre, sus ojos estaban tristes y su cara parecía languidecer frente a mi. Me senté a su lado tratando de encontrar una palabra que me acercase a su realidad, pero solo balbuceaba estupideces, un extraño nervio la poseía era como si ¿le gustase?, no imposible.

Después de un rato él notó las intenciones y solo le tomó la cara y le dijo gracias. Ella sin entender nada sintió luego de eso un fuerte abrazo, un abrazo que a parte de ruborizarla más la dejó con aún más intriga. En tanto él con su personalidad avasalladora la dejaba sin palabras con tan solo un gesto corporal, pero desde aquel día ya jamás volvió a sentir la hostilidad que veía hacia aquel joven , puesto que a pesar de su nombre, estaba completamente solo. Y ella tomando su mochila se despide, sube la escalera con un hasta pronto. Una vez subido el primer piso se da cuenta que para variar la cagó otra vez. Se rasca la cabeza y sigue subiendo (…)